Rehabilitación cultural
2018
3.700 m2
Pamplona
Se nos presenta la oportunidad de dar respuesta a un espacio cargado de sensibilidad, significado, simbología y referencia histórica, como es el Monumento a los Caídos y su posicionamiento y enclave dentro de la ciudad de Pamplona.
En las conversaciones que se mantuvieron al inicio del proyecto afloraron dichas complejidades en forma de disputas y discusiones intelectuales acerca de cómo abordar el Monumento. Se pusieron sobre la mesa opciones extremas que repercutían en su naturaleza: su conservación total o su derribo.
La primera opción se basaba en la adecuación del Monumento como una preexistencia –testigo de una época concreta y parte de la trama urbana– despojándole toda simbología franquista generadora de sufrimiento para un gran espectro de la población de Iruña.
La segunda, consideraba el edificio del Monumento pobre, en lo que a su valor arquitectónico se refiere, y estaba a favor de la obtención de un gran espacio público para la ciudad, como continuidad del eje marcado por la avenida Carlos III y apertura entre el segundo Ensanche de Separio Esparza y el Ensanche Sur. El tiempo (o los tiempos) estaba presente en los debates, aunque las respectivas opciones se posicionaran en diferentes tiempos: pasado en el primero, futuro en el segundo.